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martes, 18 de octubre de 2016

Sierva de Dios Teresa Enríquez

La llamada Loca del Sacramento, doña Teresa Enríquez, llega al mundo en Valladolid aproximadamente hacia 1450, era de la misma edad que la Reina Católica Isabel y prima hermana del Rey Fernando II de Aragón y después V de Castilla por su matrimonio con Isabel, sus padres eran don Alonso Enríquez de Quiñones, Almirante Mayor de Castilla y María Alvarado Villagrán. Queda huérfana de madre al nacer, por lo que su padre entrega la tutela de la recién nacida a su abuela doña Teresa de Quiñones, educándose bajo su atención en toda clase de virtudes. Teresa siempre estuvo muy unida a la reina Isabel ya que ambas eran poseedoras de las mismas virtudes en caridad y religión, como por ser la esposa de don Gutiérrez de Cárdenas, uno de los personajes más cercanos a los Monarcas Católicos. Su marido fue figura prominente como consejero en todos los asuntos importantes del reinado de Isabel y Fernando, incluso gran protagonista en la boda de los Monarcas,


 como Alcalde Mayor de Toledo y también Contador Mayor, su consejo fue decisivo en el nombramiento de Cisneros como Primado de Toledo. Teresa que como ya se ha indicado estuvo siempre incondicionalmente junto a Isabel, destacó sobre todo en su labor como enfermera en el Hospital de la Sangre de la Santa Fe, que la reina había instalado durante el largo asedio de Granada. Mientras vivió su marido, Teresa tenía que acudir a las fiestas de palacio, en ocasiones por razón de su cargo elegantemente vestida y luciendo joyas, entones se dirigía a su oratorio y arrodillada ante el Crucifijo le oraba diciendo: “Cristo amado, Tú bien sabes que estos arreos a mi nunca me agradaron.”Cuando queda viuda en 1503, Teresa dice adiós a todo lo mundano y se retira a su Villa de Torrijos, dando cuenta de todos sus bienes que los entrega en obras de caridad. En años de sequía y cuando las cosechas eran malas, a los labradores les repartía tierras, le facilitaba simientes y hasta yunta de bueyes. Llega a sus oídos el heroísmo y caridad del sacerdote sevillano don Fernando de Contreras, le llama a Torrijos para que se ponga al frente del colegio para huérfanas que ha fundado y a las que atendía ella misma, dirigido por este sacerdote sevillano, veinte años más joven que ella, fue su gran consejero y colaborador en los últimos años de su vida. Cuando aún no se habían establecido los seminarios, Teresa funda en Torrijos un colegio llamado de los Mozos del Coro, los alumnos además de realizar sus estudios, se encargaban de las alabanzas divinas que era la ilusión de nuestra Teresa Enríquez, embrión de lo que después fueron las Cofradías del Santísimo Sacramento, y que gracias a su celo se extendieron por toda Europa e incluso por las tierras recientemente descubiertas de América. La finalidad de las Cofradías Sacramentales que fundara Teresa Enrique se refería a todo lo que redundara en mayor esplendor del culto divino y atención a sagrarios abandonados, ella tenía una serie de informadores que la tenían al tanto de cómo se adoraba al la Eucaristía en todas partes. Para perpetuar el culto al Santísimo fundó monasterios y conventos para que nunca faltara la alabanza divina. Ella misma mandó construir una capilla anexa a su casa palacio que la tituló Corpus Christi donde pasaba horas postrada ante el Sagrario, el Papa Julio II la llamó “Loca del Sacramento”. Tenía mucha estimación a todas las religiosas contemplativas, por mediación de la reina Isabel conoció de cerca a santa Beatriz de Silva y su Orden de las Inmaculada Concepción, a la muerte de la santa nuestra Teresa Enríquez siguió favoreciendo a las monjas de la Orden Concepcionista. 


Doña Tersa moría en Torrijos en marzo de 1529, era sepultada junto a su esposo como ordenaba en su testamento en el monasterio franciscano de Santa María de Jesús, monasterio que durante la invasión francesa en 1809 es parcialmente destruido y que en 1856 se desmorona totalmente, fecha que el cadáver momificado de Doña Teresa es trasladado al monasterio concepcionista donde aún reposa. Han transcurrido más de 475 años de su muerte para gloria de nuestra de nuestra Loca del Sacramento, su causa de beatificación y canonización se inició en Toledo en el año 2001 clausurándose el proceso diocesano en Torrijos el 30 de noviembre de 2002. Meses después los cardenales reunidos en congreso aprueban el proceso diocesano. Con este nuevo paso ya se continúa trabajando en la redacción de la causa cuya aprobación seguirá las declaración de virtudes heroicas y el titulo de Venerable.
Su cuerpo incorrupto que se venera en la capilla del monasterio de las MM Concepcionistas de Torrijos, Toledo.

José Mª Villajos Ruiz

MM Concepcionistas
Monasterio de la Purísima Concepción
C/ Virgen del Rosario, 24
C. P. 45500 Torrijos, Toledo. España

Sierva de Dios Isabel I de Castilla

La sierva de Dios Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451-Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castillaa desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479,2por su matrimonio con Fernando de Aragón. Es llamada «la Católica», título que les fue otorgado a ella y a su marido por el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496.3 Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.
Se casó en 1469 con el príncipe Fernando de Aragón. Por el hecho de ser primos segundos necesitaban una bulapapal de dispensa que solo consiguieron de Sixto IV a través de su enviado el cardenal Rodrigo Borgia en 1472. Ella y su esposo Fernando conquistaron el reino nazarí de Granada y participaron en una red de alianzas matrimoniales que hicieron que su nieto, Carlos, heredase las coronas de Castilla y de Aragón, así como otros territorios europeos, y se convirtiese en emperador del Sacro Imperio Romano.4
Isabel y Fernando se hicieron con el trono tras una larga lucha, primero contra el rey Enrique IV (véase Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla) y de 1475 a 1479 en la Guerra de Sucesión Castellana contra los partidarios de la otra pretendiente al trono, Juana. 5 Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la administración, centralizando competencias que antes ostentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su hermanastro, y predecesor en el trono, Enrique IV. Tras ganar la guerra de Granada los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de sus reinos6y, años más tarde, también a los musulmanes.
Isabel concedió apoyo a Cristóbal Colón en la búsqueda de las Indias occidentales, lo que llevó al descubrimiento de América.7 8 Dicho acontecimiento tendría como consecuencia la conquista de las tierras descubiertas y la creación del Imperio español.
Isabel vivió 53 años, de los cuales gobernó 30 años como reina de Castilla y 26 como reina consorte de Aragón al lado de Fernando II.
Primeros años
Isabel de Castilla, hija de Juan II de Castilla y de su segunda mujer, Isabel de Portugal (1428-1496), nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila)b el 22 de abril de1451, Jueves Santo, en el palacio que hoy ocupa el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. El lugar y la fecha de nacimiento han sido históricamente discutidos, toda vez que cuando nace, nadie es consciente de la importancia que esa niña iba a tener en el futuro. Madrigal era entonces una pequeña villa de realengo donde circunstancialmente residía su madre, Isabel de Avis, y de ella recibe el nombre que entonces no era frecuente en España.
Dos años después, en Tordesillas, nació su hermano Alfonso. Con anterioridad, fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón, y por lo tanto hermano de Isabel por parte de padre, había nacido Enrique, que accedería al trono en 1454 como Enrique IV.
A la muerte de su padre en 1454, Isabel fue enviada con su madre y su hermano Alfonso a la villa de Arévalo, donde vería los ataques de locura de su madre. Ésta es una época de dificultades, incluso económicas. En esta época Isabel se dedicó a leer libros religiosos. También trabó amistad con Beatriz de Silva (1424-1491), a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de la Inmaculada Concepción y a la que donó los palacios de Galiana en la ciudad de Toledo. Otros personajes importantes en este momento y en general en su vida fueron, en el ámbito toledano, Gutierre de Cárdenas, su esposa Teresa Enríquez y Gonzalo Chacón.
En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, lugar donde se emplazaba la Corte, por estar cercano el nacimiento de la hija de los reyes, doñaJuana de Castilla. Pronto los enemigos del rey la apodaron Juana «la Beltraneja», propagando el rumor de que el padre era Beltrán de la Cueva.
Una parte de los nobles se enfrentaron al rey Enrique, formaron un bando alrededor de su hermanastro Alfonso, de solo 12 años, y llegaron a deponer a Enrique en la «farsa de Ávila». Isabel permaneció al lado de Alfonso durante este tiempo. Sin embargo, en 1468, Alfonso murió en Cardeñosa, quizás envenenado.
A pesar de las presiones de los nobles, Isabel rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de Princesa de Asturias, en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como laConcordia de Guisando. Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de Juana, su sobrina y ahijada de bautismo, a quien parte de la nobleza no consideraba legitimada para ocupar el trono por las dudas que había sobre su paternidad. A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte beneficios.
Acuerdos matrimoniales

Armas combinadas de los Reyes Católicos. El soporte del águila de San Juan con nimbo fue usado ya en 1473 en el escudo de armas de Isabel siendo aún princesa. El lema o mote «Tanto monta...» explicaba la divisa personal de Fernando II de Aragón, que adoptó un yugo con un nudo cortado en alusión al nudo gordiano, que tanto daba (tanto montaba) desatarlo como tajarlo. La divisa propia de la reina era el haz de flechas. Tras la unión de coronas, estos dos elementos pasaron al blasón común, que tomó elementos heráldicos de los dos consortes.10 11
Ya desde los tres años, Isabel había estado comprometida con Fernando, hijo de Juan II de Aragón.
Sin embargo, Enrique IV rompió este acuerdo, seis años más tarde, para comprometerla con Carlos, príncipe de Viana. El matrimonio no llegó a consolidarse, por la férrea oposición de Juan II de Aragón. También fueron infructuosos los intentos de Enrique IV por desposarla con el rey Alfonso V de Portugal, primo en segundo grado de Isabel y casi 20 años mayor que ella. En 1464, logró reunirlos en el Monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, alegando la diferencia de edad entre ambos.
Más tarde, cuando contaba 16 años, Isabel fue comprometida con don Pedro Girón, de 43 años, Maestre de Calatravay hermano de don Juan Pacheco; pero Girón murió por causas desconocidas mientras realizaba el trayecto para encontrarse con su prometida.
El 18 de septiembre de 1468, Isabel fue proclamada Princesa de Asturias por medio de la Concordia de los Toros de Guisando, revocando Enrique IV de este modo el anterior nombramiento de su hija Juana. Tras la ceremonia, Isabel pasó a vivir en Ocaña, en contacto estrecho con la Corte. Enrique IV convino de nuevo el enlace entre Isabel y el rey Alfonso V de Portugal, ya que en el Tratado de los Toros de Guisando se había acordado que el matrimonio de Isabel debía celebrarse con la aprobación del monarca castellano. La propuesta entrañaba también el proyecto de casar a su hija Juana con el príncipe heredero Juan, hijo de Alfonso V de Portugal. De esta manera, Isabel sería trasladada al reino vecino y, a la muerte de su esposo, los tronos de Portugal y de Castilla pasarían a Juan II de Portugal y su esposa, Juana. Isabel se negó.
Tras esto, el rey trató de que se desposara con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia; de nuevo Isabel se negó. El monarca francés pidió entonces la mano de Juana para su hermano, el duque de Guyena; Luis XI quería alejar al duque de su entorno por suponer una amenaza para él. Los esponsales se realizaron en Medina del Campo(1470), pero el duque murió en 1472 de tuberculosis,[cita requerida] antes de conocer a la novia.
Mientras tanto, Juan II de Aragón trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando. Isabel y sus consejeros consideraron que era el mejor candidato para esposo, pero había un impedimento legal, ya que eran primos segundos (sus abuelos, Fernando de Antequera y Enrique III, eran hermanos). Necesitaban, por tanto, una bula papal que les exonerara de la consanguinidad. El Papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría traerle al atraerse la enemistad de los reinos de Castilla, Portugal y Francia, todos ellos involucrados en negociaciones para desposar a la princesa Isabel con otro pretendiente.
Personas del entorno de Isabel falsificaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en la que se le permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado. Isabel aceptó y se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Cervera, el 5 de marzo de 1469. Para los esponsales y ante el temor de que Enrique IV abortara sus planes, en mayo de 1469 y con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, Isabel escapó de Ocaña, donde era custodiada estrechamente por don Juan Pacheco. Por su parte, Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de unos comerciantes.12 Finalmente, el 19 de octubre de 1469 contrajeron matrimonio en el Palacio de los Vivero de Valladolid.
El matrimonio costó a Isabel el enfrentamiento con su hermanastro el rey. En 1471 el papa Sixto IV envió al cardenalRodrigo de Borja a España como legado papal para arreglar diversos asuntos políticos en la península, entre ellos este enlace. Con él trajo la Bula de Simancas, que dispensaba de consanguinidad a los príncipes Isabel y Fernando.c Borja negoció con ellos: les daría la bula a cambio de que ellos le concedieran la ciudad de Gandía a su hijo Pedro Luis. Isabel y Fernando cumplirían su parte del trato en 1485.13
Reinado
Al morir Enrique IV, Isabel se proclamó Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, basando su legitimidad en elTratado de los Toros de Guisando. Estalló entonces la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479) entre los partidarios de Isabel y los de su sobrina Juana. El Tratado de Alcaçovas puso fin a la contienda, reconociendo a Isabel y Fernando como reyes de Castilla a cambio de ciertas concesiones a Portugal. Tras la guerra Isabel mandó construir el Monasterio de San Juan de los Reyes.14
Instruyó a sus hijos en que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo. Los llevó consigo durante las campañas militares, pero también veló siempre por su bienestar, como lo prueba su valor ante el motín que tuvo lugar en el alcázar de Segovia en 1476.15 Allí tenían instalada los reyes la corte y allí vivía, en el alcázarsu primogénita Isabel bajo la protección y cuidado de su amiga Beatriz de Bobadilla y de su esposo, el alcaide Andrés Cabrera. Éste era de origen judío, lo que en aquella época era fuente de tensiones raciales, y se le acusaba de querer aprovecharse de la confianza que los reyes le tenían, además de acusarle de malversación de fondos y de tiranía. El tumulto se convirtió en motín cuando unos provocadores, disfrazados de campesinos y con armas ocultas, arengaron a la población para destituir al alcaide. Hacia el Alcázar se dirigió una masa de gente furiosa, armada con herramientas de campesinos, palos y piedras. La reina se encontraba con el cardenal Mendoza cuando se enteró de lo ocurrido, pero ni uno ni otro tenían tropas suficientes para defender la plaza. Temerosa del riesgo que podía correr su hija, la reina subió a su caballo y, acompañada por tres guardias, cabalgó 60 kilómetros hasta Segovia. A la entrada, el obispo intentó detenerla por el gran peligro que corría, pero Isabel desoyó el consejo y avanzó hasta el Alcázar. Entró y dejó las puertas abiertas para que entraran todos los amotinados para exponerle sus quejas. Tras estudiar las quejas, mantiene en el puesto a Andrés Cabrera. El pueblo de Segovia le guardó fidelidad a partir de ese momento.16
Durante las campañas militares de Fernando, la reina estuvo siempre en la retaguardia, acompañada de sus hijos y pendiente de proveer lo necesario. Su ayuda fue decisiva para la victoria castellano-aragonesa en la Guerra de Granada,17 como lo demuestran los hechos de la rendición de Baza (Granada). Sucedió que la ciudad llevaba cercada bastante tiempo pero la población no quería rendirse y los soldados cristianos comenzaban a desmoralizarse por el largo asedio. El reyFernando pide a su mujer que se presente en el campo de batalla para levantar la moral de las tropas. Así lo hace Isabel, haciéndose acompañar de varias damas y de su primogénita Isabel. El impacto de su presencia fue inmediato, no sólo para las tropas cristianas, sino para la población asediada que inició su rendición, pero no ante el rey guerrero, sino ante la valerosa reina.18 Además, Isabel fue la precursora del Hospital de campaña, al hacerse acompañar de personal médico y ayudantes para atender a los heridos en el campo de batalla.19
Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón, a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la Corte y los científicos. Es sin embargo falsa la leyenda que dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América.[cita requerida] Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino, como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación delReino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de muerte o expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes.
Tras el descubrimiento de América en 1492 comenzó el proceso de evangelización de los indígenas nativos confiándole esta tarea a los monjes paulinos húngaros que se marcharon a las nuevas tierras en los próximos viajes de Colón.20 Los reyes se preocuparon por la conversión y el trato justo de los amerindios. Limitaron la esclavización de los indígenas iniciada por Colón a los casos previstos en las leyes castellanas de la época y prohibieron, con poco éxito, el repartimiento de indios entre los españoles asentados en el Caribe. Tras el fallecimiento el gobernador Ovando aprovechó el vacío de poder para instaurar la institución de la encomienda en la isla Española.21 Isabel y Fernando firmaron con Portugal elTratado de Tordesillas (1494) que delimitó sus esferas de influencia en el océano Atlántico. Por deseo de los comerciantes urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho más seguras para el comercio y la economía.
Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la tomade Cefalonia (1500).
Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por otra serie de razones22 (sus virtudes cristianas, la conquista de Granada, la expulsión de los judíos y la cruzada contra los musulmanes), Fernando e Isabel recibieron el título de Reyes Católicos otorgado por el PapaAlejandro VI, mediante la bula Si convenit, de 19 de diciembre de 1496. Dicho título fue heredado por los descendientes en el trono (tanto austrias como borbones), poseyéndolo actualmente el rey Felipe VI de España.d El papa Alejandro VI le concedió la distinción honorífica de Rosa de Oro de la Cristiandad en 1500.
Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella. La muerte de su madre Isabel, su único hijo varón y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel (que iba a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal); la presunta «locura» de su hija Juana (que desafió abiertamente a su madre en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el Hermoso; la marcha de su hija María a Portugal, tras casarse con Manuel I de Portugal y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés, la sumieron en una profunda depresión que hizo que vistiera de riguroso luto el resto de su vida.
Muerte

Estaba la corte en Medina del Campo (Valladolid), cuando se declaró la grave enfermedad, una hidropesía, dijo como testigo Pedro Mártir. Consciente del desenlace, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, pidió la extremaunción y el Santísimo Sacramento. Habiendo otorgado testamento a 12 de octubre, falleció poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504, en el Palacio Real:
Mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de S. Francisco que es en el Alhambra de la ciudad de Granada (...) en una sepultura baja que no tenga bulto alguno, salvo una losa baja en el suelo, llana, con sus letras en ella. Pero quiero e mando, que si el Rei eligiere sepultura en otra cualquier iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar destos mis reinos, que mi cuerpo sea allí trasladado e sepultado junto (...). Diego Clemencín, 1821.
Primeramente fue inhumada en el monasterio de San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre de 1504, en una sencilla sepultura, según su deseo. Poco después, sus restos mortales, junto con los de su esposo Fernando el Católico, fueron trasladados a la Capilla Real de Granada. Su hija Juana I y el marido de ésta,Felipe el Hermoso, también reposan allí. Asimismo se enterró en este lugar a su nieto Miguel de la Paz, hijo del rey Manuel I de Portugal y la infanta Isabel de Aragón, quien falleció poco antes de cumplir los 2 años de edad.
En el museo de la Capilla Real se encuentran la corona y el cetro de la reina, quien además dotó a la Capilla de un importante grupo de cuadros (aún in situ), deBotticelli, Dirk Bouts, Rogier van der Weyden y Hans Memling, entre otros, y muchas de sus pertenencias personales.
Testamento y sucesión
En su testamento la reina estipuló que, si bien la heredera del trono era su hija Juana, el rey Fernando administraría y gobernaría Castilla en su nombre al menos hasta que el infante Carlos, primogénito de Juana, cumpliera veinte años.23Después de los hijos de Juana la línea sucesoria pasaría a María, la hija menor de Isabel, y solo después a Catalina.24
Sin embargo la nobleza castellana no apoyó a Fernando y este optó por retirarse a Aragón. El gobierno de Castilla quedó entonces para el rey Felipe I, esposo de Juana, pero a los pocos meses murió repentinamente y ello llevó a que Fernando fuese nombrado de nuevo regente.25 Juana fue encerrada en Tordesillas por su padre, que gobernó Castilla hasta su muerte en 1516. Le sucedió Carlos, hijo de Juana y nieto de Isabel y Fernando.
Por otra parte en su testamento Isabel les pidió a sus sucesores que se esforzasen en conquistar para el cristianismo el Norte de África continuando la reconquista peninsular 26 y que se convirtiese al cristianismo a los habitantes de América («las yslas y Tierra Firme del Mar Oçéano») y se les tratase justamente.23
El testamento original de la reina se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Una copia se envió al monasterio de Santa Isabel de laAlhambra de Granada. Y otra, a la catedral de Toledo, aunque desde 1575 pasó al Archivo General de Simancas.24
En 1864 Eduardo Rosales representó el momento en el que la reina dicta su testamento en el cuadro Doña Isabel la Católica dictando su testamento.27

Posteridad
Durante los siglos XVI y XVII la figura de Isabel fue relativamente eclipsada en la memoria histórica por la de su marido, el rey Fernando,28 al que los cronistas de aquellos tiempos pintaban de magnánimo, afable, templado y dispuesto a negociar, en contraste con el rigor e inflexibilidad que se proyectaba en los retratos de Isabel.29 A principios del siglo XIX Diego Clemencín escribió un Elogio de la Reina Católica que por primera vez se centró en la figura de la reina, a la que colmó de virtudes, relegando a su marido a un segundo plano. Esta obra influyó en todos los historiadores siguientes hasta al menos mediados del siglo XX.28 30 En 1815 el rey Fernando VII, tras regresar a España y restaurar el absolutismo, creó la orden de Isabel la Católica, alta condecoración que sigue otorgando en la actualidad el gobierno español. Más tarde, los liberalesy románticos españoles del siglo XIX tendieron a tener una imagen positiva de los Reyes Católicos, a los que consideraban los últimos monarcas nacionales.28 A partir de 1938, la dictadura de Francisco Franco utilizó profusamente en su propaganda la figura y los símbolos de Isabel «la Católica» (véase Simbología del franquismo).
En 1952 fue publicado por vez primera el texto de la bula Si convenit que otorgaba a Isabel y Fernando el título de «católicos».31
En 1958 José García y Goldaraz, arzobispo de Valladolid, inició el proceso para la beatificación de Isabel. Creó un equipo de historiadores españoles a los que encargó escribir sobre los puntos más conflictivos de la biografía de la reina. Luis Suárez Fernández se encargó de la expulsión de los judíos y como resultado de su trabajo publicó varios libros. Otros miembros del equipo fueron Antonio Rumeu de Armas y Miguel Ángel Ladero Quesada.32 El historiador István Szászdi ha denunciado que los partidarios de la beatificación o algunos nacionalistas españoles han hecho desaparecer documentos históricos de los archivos que podían comprometer la legitimidad de Isabel como reina.23
El proceso de beatificación sigue su curso en la actualidad, sostenido por el apoyo económico de los herederos del empresario mexicano Pablo Díaz.33 Los partidarios de Isabel achacan que el Vaticano no la haya beatificado a la oposición de un «lobby judío».33
Descendencia[editar]
Isabel tuvo cinco hijos con Fernando (el cual había tenido otros hijos antes de su matrimonio):
·         Isabel (1 o 2 de octubre de 1470-1498), princesa de Asturias (1476-1480; 1498), contrajo matrimonio con el infante Alfonso, pero a su muerte se casó en 1495 con el primo del fallecido, Manuel, que fue rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado. Fue reina de Portugal entre 1495 y 1498, muriendo en el parto de su primer hijo Miguel de Paz.
·         Juan (30 de junio de 1478-1497), príncipe de Asturias (1480-1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del emperador germánicoMaximiliano I de Habsburgo); murió de tuberculosis poco después. Tuvo una hija póstuma que nació muerta. Margarita se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro emperador Carlos V.
·         Juana I de Castilla (6 de noviembre de 1479-1555), princesa de Asturias (1502-1504), reina de Castilla (1504-1555) con el nombre de Juana I. En 1496, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. Su primogénita fue Leonor de Austria (1498-1558). En 1500 Juana fue por segunda vez madre, esta vez de su primer hijo varón, el futuro Carlos I, quien la sucedería y sería también emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. En 1503, dio a luz a Fernando, sucesor de Carlos en el Sacro Imperio como Fernando I, y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Mentalmente afectada por la muerte de su marido, fue recluida por su padre Fernando en Tordesillas, donde murió.
·         María (29 de junio de 1482-1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Isabel, Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
·         Catalina (16 de diciembre de 1485-1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII. Por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra; fue madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.
Ancestros
Ancestros de Isabel I de Castilla
Semblanza de la reina

Imagen de Isabel de Castilla en el Conquistato de Granada, de 1482, por Pedro Marcuello.
De ella, los cronistas contemporáneos dijeron:
·         Pedro Mártir de Anglería: «Su modestia personal y mansedumbre admirables»; «del rey no sorprende que sea admirable... pues leemos en las historias incontables ejemplos de hombres justos, fuertes, dotados de virtud, incluso sabios. Pero ella... ¿quién me encontrarías tú entre las antiguas, de las que empuñaron el cetro, que haya reunido juntas en las empresas de altura estas tres cosas: un grande ánimo para emprenderlas, constancia para terminarlas y juntamente el decoro de la pureza? Esta mujer es fuerte, más que el hombre más fuerte, constante como ninguna otra alma humana, maravilloso ejemplar de pureza y honestidad. Nunca produjo la naturaleza una mujer semejante a esta. ¿No es digno de admiración que lo que siempre fue extraño y ajeno a la mujer, más que lo contrario a su contrario, eso mismo se encuentre en ésta ampliamente y como si fuera connatural a ella?».
·         Hernando del Pulgar: «Muy buena mujer; ejemplar, de buenas y loables costumbres... Nunca se vio en su persona cosa incompuesta... en sus obras cosa mal hecha, ni en sus palabras palabra mal dicha»; «dueña de gran continencia en sus movimientos y en la expresión de emociones... su autodominio se extendía a disimular el dolor en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres»; «castísima, llena de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas»; «muger muy cerimoniosa en los vestidos e arreos, e en sus estrados e asientos, e en el servicio de su persona ; e quería ser servida de omes grandes e nobles, e con grande acatamiento e humiliaçión. (...) por esta condiçión le era inputado algúnd viçio, diziendo ser pompa demasiada».34
·         Lucio Marineo Sículo: «Y no fue la reina de ánimo menos fuerte para sufrir los dolores corporales... Ni en los dolores que padecía de sus enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca la vieron quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y disimulaba»; «aguda, discreta, de excelente ingenio»; «habla bien y cortésmente».
·         Andrés Bernáldez: «Fue mujer muy esforzada, muy poderosa, prudentísima, sabia, honestísima, casta, devota, discreta, verdadera, clara, sin engaño. ¿Quién podría contar las excelencias de esta cristianísima y bienaventurada reina, muy digna de loa por siempre? Allende de ella ser castiza y de tan nobilísima y excelentísima progenie de mujeres reinas de España, como por las crónicas se manifiesta tuvo ella otras muchas excelencias de que Nuestro Señor la adornó, en que excedió y traspasó a todas las reinas así cristianas que antes de ella fueron, no digo tan solamente en España mas en todo el mundo, de aquellas por quien (por sus virtudes o por sus gracias o por su saber o poder) su memoria y fama vive... de aquellas por sola una cosa que tuvieron o hicieron vive y vivirá su memoria; pues cuanto más ha de vivir la memoria y fama de reina tan cristianísima, que tantas excelencias tuvo y tantas maravillas Nuestro Señor, reinando ella en sus reinos, por ella hizo y obró».
·         Fernández de Oviedo: «Verla hablar era cosa divina; el valor de sus palabras era con tanto y tan alto peso y medida, que ni decía menos, ni más, de lo que hacía al caso de los negocios y a la calidad de la materia de que trataba».
·         Diego Enríquez del Castillo: «Prudente y de mucho seso».
·         Diego de Valera: «Llena de humanidad».
·         Alfonso de Palencia: «Bondadosa»; «Mujer de pudor y pureza en sus costumbres»; «Inteligente».
·         Alonso Flores (Flórez): «De mirar gracioso y honesto».
·         Fernando el Católico, en su testamento, declaró que «Era ejemplar en todos los autos de virtud y del temor de Dios».
·         Fray Francisco Jiménez de Cisneros, su confesor, alababa «Su pureza de corazón»; «Su gran corazón y grandeza de alma».
En cuanto a su apariencia física, Isabel tenía la piel tan clara que parecía blanca, los ojos de color azul verdoso,35 y el pelo entre rojizo-dorado y cobrizo, rasgos que compartía con sus hijas Catalina y Juana.
Filmografía[editar]
Cine[editar]
Año
Película
Director
Actriz
Series de televisión[editar]

Predecesor:
Alfonso de Castilla
Princesa de Asturias
1468-1470/1474
(en paralelo con Juana de Castilla entre 1470 y 1474)
Predecesor:
Enrique IV
Reina de Castilla
1474-1504
(junto a Fernando V desde 1475)
Sucesora:
Juana I
Predecesor:
Boabdil
Reina de Granada
1492-1504
Sucesora:
Juana I
Predecesora:
Juana Enríquez
Sucesora:
Germana de Foix
Predecesora:
Ana de Bretaña
Sucesora:
Germana de Foix
Notas y referencias[editar]
1.     ↑ Saltar a:a b La titulación completa era: Reina de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras, de Gibraltar y Señora de Vizcaya y de Molina.
2.     Volver arriba Algunos autores sitúan su nacimiento en Ávila o Madrid.9
3.     Volver arriba Así lo afirma el cronista Zurita pero no hay sin embargo constancia documental de ello, según Fernández de Córdova Miralles (2005, p. 231)
4.     Volver arriba Artículo 56-2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.
Artículo 57-1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. (...)
Referencias[editar]
1.     Volver arriba «Galería online P07656»Museo Nacional del Prado. Consultado el 18 de noviembre de 2014.
2.     Volver arriba Jackson-Laufer, 1999, p. 180.
5.     Volver arriba Elliot, 2002, p. 23.
6.     Volver arriba Liss, 1992, p. 298.
8.     Volver arriba Arranz Márquez, 2006, pp. 184-186.
10.  Volver arriba VV. AA. (2004, pp. 72 y ss.) Cfr. para la heráldica de Isabel y Fernando.
13.  Volver arriba Cloulas, Ivan (1989). Les Borgia. Ginebra: Éditions de Crémille., p.100
15.  Volver arriba Las calles de Segovia. Mariano Sáez y Romero, pág. 199.
17.  Volver arriba Liss, 1998, pp. 206-213.
20.  Volver arriba Fehérné Walter Anna: Az ékírástól a rovásírásig. II. köt. 207-208. p.; 210 p. Buenos Aires, 1975
21.  Volver arriba Mira Caballos, Esteban (2005). Isabel la Católica y el indio americano. XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura. pp. 411—425.
22.  Volver arriba Javier Leralta (2008). «Apodos reales: historia y leyenda de los motes regios». Sílex. pp. 375 y 376. Consultado el 13 de febrero de 2010.
23.  ↑ Saltar a:a b c SZÁSZDI LEÓN-BORJA, István (2005). «Ysabel y la excelente señora en 1504: ¿Razón de estado o usurpación a un trono? Un nuevo documento».Estudios de historia de España (Buenos Aires: Universidad Católica Argentina) VII: 147-168. ISSN 0328-0284. Consultado el 1 de agosto de 2014.
26.  Volver arriba Suárez Fernández, Luis (1992). «Análisis del testamento de Isabel la Católica»Cuadernos de Historia Moderna (13): 81-89.
28.  ↑ Saltar a:a b c Joseph Pérez. «Isabel I la Católica: Biografía». Consultado el 5 de julio de 2013.
29.  Volver arriba Boruchoff, 2003, pp. 242-247.
30.  Volver arriba Ladero Quesada, Miguel Ángel (2004). «Diego Clemencín. Elogio de la Reina Católica doña Isabel...». Isabel la Católica en la Real Academia de la Historia. Real Academia de la Historia. p. 102-104. ISBN 8495983540.
31.  Volver arriba Rey, Eusebio (1952). «La Bula de Alejandro VI otorgando el título de «católicos» a Fernando e Isabel». Razón y Fe (146): 59-75, 324-347.
32.  Volver arriba Zabalza, Ana (1999). «Conversación en Madrid con Luis Suárez Fernández».Anuario de Historia de la Iglesia 8: 323-336. Consultado el 5 de julio de 2013.
33.  ↑ Saltar a:a b Vidal, José Manuel (1 de agosto de 2004). «El obispo judío que bloquea a la "santa"». El Mundo. Consultado el 24 de diciembre de 2012.
34.  Volver arriba Carrasco Manchado, Ana Isabel (junio de 2006). «Isabel la Católica y las ceremonias de la monarquía»e-Spania (1). doi:10.4000/e-spania.308. Consultado el 31 de mayo de 2014.
35.  Volver arriba Weir, Alison "The six wives of Henry VIII" p. 18.
Bibliografía[editar]
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Bibliografía especializada[editar]
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http://www.reinacatolica.org/